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miércoles, 26 de noviembre de 2014

Hasta siempre.


A veces es duro escribirte desde la misma cama en la que nos corríamos en contra del tiempo. 
A veces es difícil andar por las mismas calles en las que corríamos en contra de los miedos.
A veces te veo en mi cama, en las calles, o quizás tan solo en los recuerdos.
Ya no corremos por que estamos parados en puntos distintos. Ya no nos besamos delante de cientos de personas que ni se fijan en nosotros por que para ellos no somos nadie. Como cuando te besaba y sentía que no había nadie por que aquellos cientos a mi no me importaban. No veía más que tus labios. Porque tan solo tu me importabas. Ya no paso por los rincones a los que íbamos a meternos mano, ni meter la mano en según que rincones me da lo mismo que cuando eran los tuyos.
Vuelvo a andar sola porque tú has querido.
Vuelvo a besarme las heridas, porque tú has querido.
Vuelve a dolerme, porque yo no he querido.
Pero al fin y al cabo, sí lo he buscado.
No sé ni lo que digo, pero la cosa es que ya no es en tu oreja donde lo digo. 
Ya no.
Ahora, duele.